Cuando se entra en este blog, se encuentra una receta pero también pequeñas historias de una vida, la mía . Son un ingrediente más para completar la visita, para intentar hacerla más amena y devolveros con cariño el detalle de leerme.
Hoy contaré porqué tengo los dientes un poco torcidos... con una canción que refresca mi memoria y que me ayuda a escribir..
En el popular barrio de las Ventas de Madrid, muy cerquita de la plaza de toros y casi al lado de la calle Alcalá, estaba mi colegio de monjas, sólo para niñas , al ladito de mi casa, alli estudié desde 3º de EGB hasta 8º hasta que, con 14 años, quise irme a estudiar al Instituto Beatriz Galindo también femenino y aunque bastante más lejos, no lo suficiente, para que no me permitiera ir andando desde casa.
De ese colegio aprendí muchas cosas que reconozco como muy buenas, para empezar, el nivel de enseñanza era muy alto y cuando me gradué pude comprobar que iba mucho mejor preparada que, la media de niñas que acudieron al instituto a cursar BUP.
Pero también me quedaron recuerdos desagradables, uno de ellos era el uniforme, no lo podía soportar, era triste, gris, todo gris a excepción de calcetines y blusa blanca, no era un color que una niña quisiera llevar.
El día 19 de Diciembre de 1973, yo tenía 10 años, muy cercanos a los 11 y odiaba el uniforme escolar, por eso muchas veces iba y venia con el babi puesto a casa, por lo menos era blanco con cuadritos verdes y daba un poco de color y de alegria a mi cara . Me servía para tapar la horrorosa vestimenta que las monjas habían diseñado.
El babi tenía 2 bolsillos grandes y a la hora del recreo me llevaba un bocata (generalmente de chopped que me volvía loca) para comérmelo.
Mi madre con mucho esfuerzo me había puesto una ortodoncia para corregirme los dientes. El dentista le había dicho que tenían un mejor arreglo porque estaban creciendo un poco torcidos.
Ese día justo , jugaba a la cuerda a la hora del recreo, el aparato en el bolsillo del baby para poder comer. Cuando acabe el bocadillo descubrí con horror que la ortodoncia no estaba en mi bolsillo. Me puse a buscarla y la encontré en el suelo, alguien la había pisado y estaba rota. Cuando llegue a mi casa llorando, mi madre me consolo y me dijo :
-"No te preocupes mi vida, mañana vamos al dentista y veras como lo arregla"
La ortodoncia había costado mucho dinero, la cifra exacta no la recuerdo pero significo mucho por los recuerdos que tengo de las conversaciones entre mi madre y mi abuela que, con su pequeña pensión, ayudo a mi madre a pagarla.
Al día siguiente el 20 de diciembre de 1973, en esa España gris como mi uniforme de entonces, mataron al presidente del gobierno Carrero Blanco, en un atentado de la entonces incipiente ETA.
Siempre íbamos al dentista andando porque estaba en la calle Ibiza, relativamente cerca de las Ventas, ese día mi madre nos dijo que íbamos a ir en Taxi, yo me extrañé mucho de que cogiera ese medio de transporte y me dijo:
-"No es un día para pasear por la calle, puede haber disturbios, pero nosotros vamos al dentista que te arregle el "aparato" en cuanto pueda..lo primero es lo primero"
Al salir de alli, al coger el taxi de vuelta, el taxista tenía puesta la radio que hablaba sobre el dolor del pueblo por el asesinato.. mire a mi madre y observe que se estaba secando las lagrimas, y la pregunte:
-"¿Mami lloras por ese sr. que han matado?"
Y ella me sonrío, me abrazo y me dijo..
-"No, hija ese sr. no me importa nada, lloro porque no tengo dinero para hacerte un aparato nuevo.
Nunca olvidare ese día, mis dientes crecieron un poco torcidos pero nunca, nunca me avergoncé de sonreir con ellos. Mi madre se lo merecía.
Para acompañar esta anécdota de mi vida he querido publicar dos recetas muy sencillas, de las que se ha comido en casa de toda la vida, no por ello menos sanas o ricas, les he querido dar algunos toques, por si os pueden servir de ayuda, en cuanto a presentación o elaboración de las mismas.
No quiero dejar de contribuir en la iniciativa de recetas contra el cancer del blog de un amigo, es un gran cocinero , con un curriculum muy atractivo pese a su juventud y actualmente estudiante de nutrición, se me acaba el plazo del concurso y no quería dejar de mencionarlo. Si entrais a visitarlo os quedareis. Este es su enlace Mi fogon en tu cocina.
De Primero: Crema de lentejas:
Se trata de aprovechar las sobras de unas lentejas y hacer con ellas un plato familiar para todos y distinto, con una presentación atractiva que nos haga disfrutar de una receta sabrosa y nutritiva.
No pongo cantidades porque eso va depender de vuestras sobras y en como aprender a reconvertirlas en un plato sugerente, al paladar y a la vista.
Esta es la forma en que lo preparé:
Encendemos el horno a 180º.
Lo primero es triturar las lentejas, sin nada de de carnes, sólo la legumbre y verduras ; pasarlas por un chino para conseguir una crema bien suave.
El chino es el colador que se ve en la primera foto de este cuadrante, sirve para filtrar la crema de pieles o hebras y convertirla en un bocado muy suave. Si teneís termomix obtendreis el mismo resultado.
Ahora vamos a adaptar el resultado para incrementar ese plato en raciones para más personas, para ello, lo aumentaremos a base de puré de patatas y leche, las cantidades dependerán de vuestro gusto y de las medidas que tengáis pero el objetivo es una textura de crema suave y ligera, que sea un primer plato reconfortante y no pesado.
Como guarnición una tostada, aplastada con un rodillo, aderezada con orégano y aceite de oliva y tostada en el horno, en mi caso con 6 minutos conseguí el crujiente para aderezar la crema.
A la misma vez, cortamos unos arillos de pimiento rojo y los freímos hasta que doren, se escurren bien sobre papel absorbente y será la otra "guarnición y gracia" que acompañe el plato.
Para emplatar sólo nos queda, espolvorear con un poquito de pimentón, algo de pereji, colocar el pan, el pimiento y un toque ligero de aceite de oliva crudo.
Os quedará una crema de legumbre ligera, atractiva que gustará a todos.
De segundo: Caballa con tomate
Este es el segundo ejemplo sano de un plato tradicional y de como conseguir hacerlo más atractivo, con un par de toques nuestros.
Aqui lo único necesario para nuestra caballa enamore es una buena salsa de tomate casera..y limpiarla de espinas de tal manera que sea una delicia en boca.
Para ello, la pedimos en la pescadería ya limpia de espinas y cabeza que eso lo hace el pescadero en un plis plas y con gusto.
En casa es donde vamos a trabajar para buscar el bocado exquisito, sin miedo, vamos a tirar todo lo feo, porque
la caballa es muy barata y nos podemos permitir ese desperdicio.
Transformar lo barato en caro.
Encontrar el sabor y la suavidad de este pescado.
Su calidad nutricional y transformarlo en un bocado deseado en casa.
Aqui os pongo como ir buscando los lomitos bien limpitos y ricos..
Quitamos todas las partes duras y espinas que notemos al tacto, empezando por la espina que se encuentra en la mitad del lomo que nos han dejado en la pescadería.
Hacemos la salsa de tomate frito casero, si quieres saber como la hago yo habitualmente, aquí tienes el enlace a mi receta, pero..¡ojo! si tu salsa de tomate te sale divina utilízala se trata de hablar de la caballa y no hacer un tratado sobre la salsa de tomate que, para eso, cada uno encuentra su gusto perfecto.
Bueno pues ponemos la salsa de tomate a calentar y lo que vamos a hacer es poner nuestros lomitos ya limpios y sazonados a que den un ligero hervor para que se cocinen en pocos minutos en nuestra salsa.
Depende del tamaño pero en menos de cinco minutos a fuego suave, nuestra caballa estará cocinada, suave, melosa y con todo su sabor a mar.
Si lo hacéis respetando los tiempos y la buena limpieza veréis como vuestra gente se va a comer la caballa disfrutando de la textura, del sabor y de la categoría que tiene este gran pescado. Y van a querer que la cocinéis más veces y de mas maneras.
Como aperitivo también es una perfecta propuesta..
Y nada más, el objetivo ha sido presentar un menú sano y cotidiano al que intentar mejorar con sugerencias sencillas darle un toque "especial" que pudiera gustaros. Si teneís algún truqui para estos platos que querais comentar, entre todos aprendemos..!!!
Algo se me fue contigo ..madre!
Me has emocionado Helena, si es que como las madres no hay nada...Pues sonríe bien orgullosa!
ResponderEliminarLa crema muy rica y la caballa es un pescado bien económico que me encanta.
Besos
Preciosa anécdota, Helena, y un menú rico,sano y rerconfortante. Un abrazo.
ResponderEliminar¡¡ Una vez más, me escuecen los ojos y la nariz !! Las lágrimas me salen sin poderlo remediar, sobre todo cuando he leido tu frase final con la que me identifico plenamente...a mi también se me fue parte de mi cuando murió mi madre.
ResponderEliminarConsigues emocionarme, compartir contigo tu vida, tus sentimientos...y el gusto por la cocina hecha con amor, con mucho amor y cariño, tal y como tu la preparas.
Una cocina tradicional, con esos "toques" alegres, vitalista...como tú.
Me ha gustado ese "aprovechamiento" de un buen potaje de lentejas, la presentación y el sabor que me imagino...pero la caballa me ha encantado, a pesar de que es un pescado que no suelo comprar y no me preguntes por qué, no lo sé...será porque mi madre no solía consumirlo...
Por cierto, es un pez que nunca, nunca he visto buceando....aunque se pescan en nuestras costas.
Un beso bien gordote....y por cierto, yo también tengo los dientes un pelín doblados, pero son señal inequivoca de mi propio ser y parte de mi personalidad. Hoy en día, todas las sonrisas son iguales....
Mi querida Helena, me has emocionado, y mucho.
ResponderEliminarEspero tener que tardar años en tener que decir esta última frase, por suerte mi madre, aunque mayor sigue conmigo.
Tus recetas, estupenda, siempre sabes darle una vuelta a la rosca del ingenio, y con muy buen acierto.
Besotes gordos, mi niña.
Amiga, ya quisiera yo tener unos recuerdos de la infancia tan vivos como los tienes tu, me emocionas siempre que te leo, sobre estrecheces familiares creo que compartimos unas pocas, cuántas veces he visto a mis padres hacer números y no llegar a final de mes, y tener que recortar allí donde más les dolía "sus hijos", uff que tiempos.
ResponderEliminarTu almuerzo me lo llevo con gusto, para mi es perfecto, suerte en el concurso.
Besitossss
Helena, como siempre tus recetas me encantan, pero tus entradas me enternecen, ya puedes estar orgullosa de tus dientes.
ResponderEliminarUn besazo y sonrie.
Tus historias siempre me conmueven,son estupendas,,je,je que bueno,,cuantos sacrificios han echo nuestras madres por nosotros,,yo ahora que me veo en el papel de madre,,a la mia la admiro mucho más si cabe,,,,
ResponderEliminarun beso
Nena, la belleza está en lo imperfecto, lo único perfecto es el amor a los tuyos, a los que están y a los que ya se fueron pero siguen estando en nuestro corazón. Tu cocina muestra lo que eres y lo que sientes.
ResponderEliminarUn beso grande
Una entrada emocionante, Helena. Gracias por compartir!
ResponderEliminarUn abrazo
deliciosas recetas y me encanta leer tus post siempre nos sorprendes bsssss
ResponderEliminarChapeaux!!! por esas mujeres que con tan poco han sacado a estas familias adelante y han hecho hijas con unas cabezas super amuebladas como la tuya. ¡Qué maja tu madre!, pues claro que sí, al final no son mas que unos dientes torcidos y unas recetas buenísimas. Besa mucho a tu mami de mi parte...madre no hay mas que una, y me arrodillo ante las verdaderas reinas de la cocina, que cuando hay las cosas son muy fáciles.
ResponderEliminarUn besazo Helena.
Qué preciosa anécdota, Helena! tu madre no tenía por qué llorar porque tu sonrisa es preciosa, aunque tengas los dientes torcidos, lo importante es que viene del corazón.
ResponderEliminarYo también recuerdo ese día, estaba haciendo mis prácticas de Magisterio en un colegio con niñas de la misma edad que tu tenías en ese momento y recuerdo que se suspendieron las clases.
Hoy he estado a punto de comprar unas caballas y ahora me estoy arrepintiendo de no hacerlo.
Un besico.
Helena, tu historia también me ha hecho llorar a mí. Ojalá tú ya no llores y seas capaz de sonreír cuando recuerdes a tu madre. Una sonrisa bien grande que enseñe los dientes torcidos más bonitos del mundo.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte.
Elisabeth
Hola :)
ResponderEliminarLa verdad es que es la primera entrada que he leído tuya y he seguido con las demás,desde mi punto de vista, este blog es cómo esos buenos libros, que los empiezas y no puedes parar de leer, he emocionado mucho al leer tu historia (y eso que mi pareja me dice, que cómo buena Suiza (de nacimiento cómo apunto yo)es difícil que me emocione y tu lo has conseguido) se ve desde lejos que le pones amor y mucho cariño a lo que haces,así que aquí tienes una seguidora más.... yo cómo tu cocino según las tradiciones de mi Famiglia, pero al ser multiculural cómo digo yo, son varias,la Italiana,la Suiza y la Gallega,la verdad es que me ha encantado tu blog.
Un abrazo muy fuerte...
Taíni
AIns chica pero es que no puedo con tus entradas, se me pone una piel de gallina por todo el cuerpo!!!! que grande eres joia!!!! y por cierto, que tus dientes son una preciosidad, como tu
ResponderEliminarHola Helena!!!!!!!!!!
ResponderEliminarvamos a ver voy por partes.... jejeje
1º. la canción! te escribo mientras escucho a Rocío Jurado ¡ME ENCANTA! no lo sabes pero te lo digo desde ya! y esta canción jamás, jamás, jamás me cansaré de escucharla aunque sobre todo en una versión más desgarradora que tiene por ahí.
2º. Podrás tener los dientes todo lo torcidos que a ti te de la gana pero la sonrisa estoy seguro que jamás te la borro nadie ni nada.
3º. Me ha conmovido la anécdota-relato sobre tus dientes y tu mami. Que no haría una madre por un hijo ??? SON DIOSAS TERRENALES TODAS.
4º. Las recetas! porque hoy no puedo decir la receta sino tengo que decir las.. jejej claro que pueden participar al concurso, vi tu mensaje esta mañana pero no he parado en todo el día ni un momento y hasta ahora no he podido contestarte. Este menú completo te lo coloco yo ahora mismo con el resto de recetas participantes y que sea lo que Dios quiera!!!! ;)
Gracias por animarte a participar y por hacerlo con dos recetas fantásticas! que no nos dejan indiferente a nadie. Si te confieso una cosa nunca he comido crema de lentejas! así que tendré que probarla y la caballa con tomate siempre la he comido de lata! así que otra cosa que tengo que probar.
Un saludo amiga y GRACIAS POR TU APORTE!!
Me ha emocionado tu entrada y compartimos una par de cosas aparte del amor a la cocina. Yo también fui a un cole de monjas solo para niñas y mi uniforme también era gris y horroroso, pero al contrario que tu, mi babi también era horrible de color beig y nos llamaban las monchetas, así les llamamos aquí a las judías o habichuelas...Eso no se olvida...!!! Y lo otro es mi madre y mi canción también es esa...En fin...
ResponderEliminarLa receta me encanta, sobre todo la de la caballa.
Saludos :)
Helena, después de muchas semanas de no poder asomar la patita por Internet, me tropiezo con esta entrada tuya y, perdóname, pero me he reído por la gracia que me ha hecho el que tu madre, la pobre, tuvo que aclararte que no lloraba por Carrero sino porque la ortodoncia era demasiado cara... Para las madres, la sonrisa de sus hijos son más importantes que el devenir de la Historia!
ResponderEliminarMe encanta cómo escribes, eres un cielo :)
Muchos besitos.
Helena, que bonito¡¡¡¡¡, tu mami era un sol, es una historia bonita y un recuerdo de tu Madre precioso. La verdad es que se lo merecían todo.
ResponderEliminarYo también fui a un colegio de monjas, mi uniforme era azul marino y picaba, mi hermana mayor que me saca la torta de años decidió que no iba a coger bajos en su vida y mi uniforme era largo, largo, largo...., daba pena verme parecía una niña de un internado ingles de principios de siglo, jaja, era patético, ahora me rio pero todas las mañanas lloraba a la hora de ir al cole hasta que por fin me subieron el bajo, ¡¡¡que alegría¡¡¡¡ fue un momento inolvidable y fui totalmente feliz.
casi nunca me paro a comentarte querida Helena, pero hoy, simplemente me has emocionado. buenas recetas. besossssssss
ResponderEliminarPreciosa entrada, me ha emocionado mucho! tienes talento para esto!! Un beso enorme guapisima!
ResponderEliminarUna entrada conmovedora, de principio a fin.
ResponderEliminarY unas recetas estupendas.
Un abrazo
Tus historias siempre conmueven Helena... Porque mis peques son todavía muy pequeñas sino les decía que lo leyeran ( sobre todo porque cuando se les mueven los dientes siempre les estoy diciendo : No os los toquéis... que luego no tengo dinero para pagaros el aparato!!! jajaja Eso sí, para mí siempre tendrán una sonrisa maravillosa. Besos Helena!!
ResponderEliminarMe has conmovido, aunque ya lo hiciste cuando vi la crema de lentejas. La lenteja era la única legumbre que me gustaba de pequeña,y mi abuela, solía preparármelas en puré para que me las comiera mejor. Jamás me han salido como a ella y me emociono mucho cuando las veo en crema o pruebo algunas que se asemejan.
ResponderEliminargracias por rememorarme el recuerdo,
pd. es bonito que compartas estos valores con nosotros
eres un amor y no me cansaré de decírtelo
Un gran menú rico y contundente lo adoro ,me emocioné y te deseo suerte y alegría que vienen tiempos mejores eh,abrazos y abrazos.
ResponderEliminarImpresionante historia, emocionante.
ResponderEliminarY buf... que decir ahora, que me encanta la caballa, al horno, a la plancha, en conserva, en sashimi... ¡y nunca la he comido con tomate!, ¡me pongo a ello!
Sabes que la caballa es un simbolo de ceuta,y que a los ceuties se les llama caballas.Bueno aqui hay mucha y como esta bien,de precio la cocinamos de todas las maneras,en adobo en tomate,al horno ,a la moruna etc. Las lentejas ,me ha llamado la atencion que le añades la leche y el pure de patata que me imagino que sera de ese de sobre,esto las hara mas suaves,haber si tengo suerte consigo que se las coma mi niña que me tiene frita con la comida,nada le gusta.Bueno Helena,un beso y gracias por compartir tus deliciosas recetas acompañadas de tus bonitas anecdotas.
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